¿Te quiero o te amo?

Un -te quiero- es la antesala de una preposición e indica deseo, acción, necesidad: te quiero para, te quiero sobre, te quiero por.

Te quiero no es un sentimiento, es una intención, un interés, una ambición.

El sentimiento es -el amor- y no tiene gradaciones. El amor es lo único que existe, sin acápites, escalas, sobrenombres o emulaciones.

El único y absoluto antónimo del amor es el miedo, de este se derivan todas las palabras que los humanos han determinado que sirven para conceptualizar estados anímicos, conductas de vida, personalidades, procedimientos y sentimientos.

No existen niveles de amor o tipos diferentes de amor, sólo existe el amor en disímiles contextos para ser experimentado.

A este mundo vinimos sólo a amar, es nuestra misión, todos somos parte de una energía universal que nos conecta a la fuente divina y nuestro único objetivo y camino posible para regresar a esa fuente es el de la unión. Justamente el miedo a la posible separación es lo que hace que le tengamos miedo al amor y de ahí que nos escudemos en decir I love you, para escondernos detrás de un idioma ajeno y protegernos de la vulnerabilidad que nos envuelve ante un gran sentimiento, cuando al final solamente tememos el amar y perder, o sea: la separación, como antes mencioné.

La pureza del amor y la veracidad de que todos estamos unidos y conectados como partículas separadas de una misma energía se puede constatar si ves un video de un soldado americano regresando a casa, si ves un accidente o un asesinato, un maltrato, una agonía…dime que no conectas con eso y lloras, dime que no te duele en el alma sin tener idea de quién es esa persona. Eso es la unión. Eso somos, somos amor.

He escuchado mucha filosofía barata en canciones, en libros y en humanos que repiten como loros autómatas lo que les han enseñado y lo afirman como cierto. He escuchado decir que el amor duele, por ejemplo, cuando en realidad lo que duele es la ausencia de amor, jamás el amor.

El amor es vida, el amor somos nosotros. De esa materia estamos hechos y esa es nuestra verdadera asignatura pendiente.