Se nos muere Cervantes
- Claudia Yanes
- Oct 22, 2024
- 3 min read

Un poco de historia: Don Quijote de la Mancha es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra. Publicada su primera parte con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal, además de ser la más leída después de la Biblia. El libro Don Quijote de la Mancha tiene un total de 381.104 palabras (prólogo + novela) utilizando un vocabulario de 22.939 palabras distintas, lo que la convierte en la obra cumbre del Castellano.
Ahora vamos con mi análisis: Cuando vivía en Cuba suponía que las abreviaturas se usaban porque cada carácter tenía valor monetario y los textos no podían exceder un número específico de palabras, entonces, recibía mensajes donde el “que” era sustituido por “k”. Siempre me costó entenderlo, pero al menos tenía lógica: era un asunto económico.
Ahora, en el mundo capitalista, consumista, derrochador y extravagante, pago un paquete mensual de algo llamado -datos móviles-, tengo acceso a todas las redes de wifi habidas y por haber, tengo internet ilimitado y posibilidad de comunicación, según algunos, hasta con seres de otros planetas. ¿Cómo es que sigo recibiendo mensajes donde no está vigente la diferencia entre Ola y Hola? Tengo momentos en que no sé si me saludan o se me viene un tsunami encima. También es cierto que la H es muda, pero los que leemos el Ha de Haber sin la H, ¡no somos ciegos!.
Siempre han existido las muletillas y la pobreza léxica en muchos sectores poblacionales, siempre existió analfabetismo e incultura. Entiendo que hay personas que no tienen acceso a la posibilidad de superación profesional por asuntos geográficos, políticos o económicos. Lo que no comprendo es que con todas las condiciones y posibilidades para pensar y educarse, haya otros que decidan conscientemente generar el crecimiento y evolución de su fecaloma cerebral.
Les digo muy en serio, el reguetón no forma parte de la Real Academia de la Lengua Española. Fulletiao no es una palabra, frikitona no es una palabra, guayar, maquineo, locotona...¡se desmaya un diccionario! Aunque en la modernidad acepten la inclusión de nuevos vocablos no significa que estemos haciendo correctamente las cosas, ya está demostrado que hay un virus mundial afectando la cordura, la lógica y el intelecto, Constatable fácilmente cuando vemos que un reguetonero cualquiera cobra más en la entrada de sus conciertos que Celine Dion, aun así, garantizando cerrarlo por capacidad. Ya veníamos mal hace años, siento envidia, a veces, de la sordera de Beethoven.
Repito y tomen nota: no se dice haiga, sino haya, del verbo haber. Al menos yo, prefiero sufrir amargamente, a recibir un amor con H. Cabe añadir que los puntos suspensivos son tres, por poner cinco no alargamos el texto omitido.
Señoras y señores, no hay necesidad de simplificar el español, tenemos uno de los más hermosos idiomas, con conjugaciones tan diversas como colores existen, con tantos sinónimos y antónimos de una misma palabra, que casi constituye una falta de respeto recurrir siempre a las mismas degradaciones lingüísticas.
Los libros no se honran mirándolos en un estante, los libros de honran leyéndolos. Lean más, hablen mejor. Bailen regueton si quieren, pero no hagan de esa jerga un dialecto, porque no lo es.
Ya vivimos en una sociedad donde a una generación o dos, les interesa más tener los pechos más grandes que el cerebro y más discotecas llenas que bibliotecas.
No formemos parte de la generación que no sabe dónde poner una coma o que solo pone el signo de interrogación al final de la pregunta.
Evitemos el suicidio masivo de nuestro Castellano. Cuidemos la vida del diccionario español. Por favor, no dejemos que se nos muera Cervantes.
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