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"Los caminos por los que se pervirtió la utopía"

  • Writer: Claudia Yanes
    Claudia Yanes
  • Oct 23, 2018
  • 3 min read

“Leonardo Padura Fuentes, siempre en Mantilla”, así firma el autor en casi todas sus novelas, ¿cabe preguntarse por qué? ¿Es necesario aclarar que no ha partido de Cuba y que desde allí asume el derecho a metaforizar sobre nuestra realidad estableciendo similitudes con otros contextos y situaciones?...

Leonardo Padura Fuentes, periodista y escritor, nacido en la Habana, Cuba, en 1955, es exponente por excelencia de la narrativa insular de temática policiaca contemporánea. Posee, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura y el prestigioso Princesa de Asturias. Es el progenitor literario del popular investigador Mario Conde, el cual nos guio a través de la trama a un ¿“Pasado perfecto”? y unos “Vientos de cuaresma”, como parte de sus conocidas Cuatro Estaciones.

“…La incertidumbre del futuro, las experiencias difíciles o amables del pasado, y la tragedia del presente…La novela de mi vida o El hombre que amaba los perros, donde trato de encontrar respuestas a problemas tan complejos como la pertenencia cultural, las esencias de la cubanía, los caminos por los que se pervirtió la utopía, la frustración de los sueños, el engaño personal y colectivo…” cito textualmente parte de la respuesta de Padura a una de las cinco preguntas respondidas en la entrevista realizada por la revista Cuba Contemporánea en enero de 2013, para, a través de sus propias descripciones, polemizar sobre uno de los libros mejor escritos de la literatura cubana…

El hombre que amaba los perros ¿quién es?¿Realmente es el dueño de los galgos rusos que fueron seleccionados por el cubano Tomás Gutiérrez Alea para participar en una película cubana?… ¿o es el dictador ruso disfrazado de colega que participa en una de las historias?…o quizá, ¿Seremos en alguna medida todos los cubanos? ¿Quién es el hombre que amaba los perros? ¿Será el propio Padura?... El hombre que amaba los perros puede devenir símbolo de ciertas verdades opacadas, veladas o negadas por la utopía o la aspiración de un futuro mejor que parece alejarse cada día más de la cotidianidad del cubano común.

El hombre que amaba los perros… ¿qué significa? ¿Ficción o realidad? ¿Novela o testimonio?... es difícil saberlo y cuestionarlo pues pertenezco a la generación que percibe la realidad a través del catalejo invertido, y somos carentes, por demás, de compromisos históricos o experiencias personales, las cuales son para muchos de mis predecesores, los referentes a la hora de valorar la realidad.

Pertenezco a la generación que compartió fin de año y de milenio en 1999 y soy demasiado joven para entender con profundidad el alcance de dogmas o doctrinas establecidas por años, y menos aún para asumirlas como validas, pero a través de este libro pude comprender el vacío cristalizado en las miradas de mis predecesores, la rabia que se materializa en cirugías para eliminar arrugas y el cansancio crónico causado por el irónico silencio que todos aceptaron sin estar de acuerdo, pude comprender el significado de ciertas miradas, o más aún, de significativos silencios.

Admiro a Padura por la forma en que expresa literariamente ideas que a muchos nos rondan de forma más o menos permanente y ello le permite tener puertas abiertas en diferentes editoriales del mundo describiendo realidades endémicas cubanas. Las llama novelas de ficción y ellas se convierten por sí mismas en súper ventas internacionales…al final sólo firma “siempre en Matilla” y ahí divulga otra verdad sustentada en la tenaz permanencia…

 
 
 

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