IDIOTISMO INVOLUNTARIO
- Claudia Yanes
- Mar 20, 2023
- 5 min read
Comienzo mi reflexión por recomendarles fehacientemente el documental de Netflix “El dilema de las redes sociales” y la charla de la doctora Marian Rojas Estape en YouTube sobre “El efecto de la tecnología y las redes sociales”.
Hemos, sin duda alguna, arribado a la era de la manipulación y la desinformación con fines de lucro. La sociedad actual, en un porcentaje exorbitante, se ha convertido en un espectáculo gigantesco de marionetas y lo más curioso es que no tenemos consciencia al respecto.
Cuando comenzaron a surgir las redes sociales y todas las invenciones tecnológicas, una detrás de la otra era más genial. Facebook, Instagram, WhatsApp, LinkedI, Twitter y otras tantas, conectaron a personas de todo el mundo, crearon vínculos laborales y mercantiles, ayudaron a crear asociaciones con fines de protección del planeta y mejorar la humanidad, facilitando el envío de dinero a través de las aplicaciones, etc. Uber y Lyft se convirtieron en las compañías de taxi por excelencia, moviendo a pasajeros de todo el mundo a cualquier distancia por precios asequibles en autos muy confortables y con bastante seguridad efectiva. Amazon se convirtió en el mercado más grande y eficaz de todos y así infinitamente, por sólo mencionar algunos beneficios de unas pocas de las tantas compañías ya hoy existentes.
La parte preocupante de todo esto no es el objetivo principal de los creadores, sino el efecto a largo plazo en los consumidores. Resulta que Amazon, por ejemplo, terminó por propiciar el quiebre de Toy R Us, que era la más espectacular juguetería del país, porque los padres ya no tienen tiempo para comprar juegos de mesa yendo a las tiendas y muchísimo menos para jugar con los niños…ahora compran tablets por internet que les llegan a las casas y se la dan a sus hijos, minimizando el tiempo de atención que le deben dar y aumentando los riesgos de incomunicación y autonomía de una persona en formación.
Facebook, Instagram y las otras redes sociales sí que han servido para acercar personas geográficamente lejos, pero indiscutiblemente han alejado a las que están físicamente cerca. Es demostrable que casi la totalidad, o al menos un porcentaje muy elevado, de la sociedad actual revisa el celular antes o durante el proceso de ir al baño en la mañana, apenas nos levantamos, incluso sin haber interactuando aún con la persona que tenemos al lado en la cama; ya sea la hora, el clima, la noticia de última hora, el mensaje de texto que entró cuando ya dormías o los recuerdos de facebook.
Las estadísticas asustan, aterrorizan en verdad. Las redes sociales están creadas para facilitarnos la vida y proporcionarnos un entretenimiento, lo que no sabemos e irónicamente pueden decírnoslo y aun así no hacemos nada, es que el modo de captación de usuarios de todas estas tecnologías es un mecanismo de hackeo mental perfectamente diseñado para controlar tu vida, tus gustos, crearte las necesidades que no tienes y venderte luego las soluciones. Lo que no sabes es que especialistas de todo el mundo han estado por décadas estudiando el comportamiento humano y las redes son el resultado de cerebros superiores que dominan a cerebros inferiores, altamente manipulables y moldeables. La teoría surgida en el Imperio Romano de “Divide y Vencerás” que ha sido usada a lo largo de la historia por políticos y dictadores como modo más efectivo de control a través del miedo y la desunión, ha sido también usada en las redes, vendiendo noticias falsas, teorías conspirativas y propagandas publicitarias con lenguajes subliminales dirigidos directamente a nuestro cerebro, logrando que todas estas maravillas de la tecnología sean también usadas con fines violentos y catastróficos. Lo más irónico es que nos lo dicen y seguimos pensando que las películas de ficción son una farsa y los noticieros son la realidad .
Somos las marionetas, de manera involuntaria, de esos genios, que han creado la estructura perfecta de dominio de la humanidad y hasta los admiramos.
Lo pongo aún más gráfico: Resulta que le están dando a sus hijos un instrumento de control mental que los esta idiotizando y transformando en autómatas sin poder sobre sus emociones y sin criterio propio, personas que se desarrollan y llegan a la adolescencia creyendo que los estatutos de belleza o de riqueza establecidos en la tendencia del momento son reales, personas débiles y seres humanos mediocres para nuestro planeta.
En resumen, estamos contribuyendo a formar una nueva generación y por ende una sociedad donde las drogas, la sexualidad y las aberraciones se están volviendo normales y las personas de generaciones anteriores pasan a ser anticuados y obsoletos sin derechos siquiera a sugerir lo ostensiblemente dañino a nivel global.
Ni hablar de Tinder y de todas las aplicaciones creadas para vender, en su mayoría, estereotipos inexistentes y vincular personas con inmensas necesidades afectivas que buscan una compañía ficticia para llenar ese vacío emocional que no son capaces de resolver yendo al convencional café y conociendo a una persona física. Que manera de perder el tiempo en felicidades artificiales.
Por suerte todos los creadores de las obras románticas más grandes de todos los tiempos, nacieron y publicaron sus libros antes de la era tecnológica, porque como bien mencionaba Hernán Casciari en su charla -El móvil de Hansel y Gretel-, de haber existido un teléfono móvil en alguno de esos cuentos, la historia sería absolutamente diferente y en efecto, un fracaso.
Los extremismos no son buenos, ni necesarios. No se trata ahora de eliminar radicalmente las redes sociales, quedar en absoluta incomunicación e irte a vivir a una isla con Tom Hanks y Wilson; se trata de no dejar que las redes y la tecnología te usen a ti. Si no necesitas nada en específico no abras Amazon; si estas viendo una película, leyendo un libro o conversando con amigos, pon en silencio el celular y presta atención al momento presente, disfruta ese tiempo que no volverá. Si tienes un hijo juega con él en la calle, hazle montar bicicleta, correr, haz que fortalezca sus músculos, que haga deporte o algo de arte, vean películas juntos y conversen, ayuda a la salud mental de tu hijo, forma una buena persona para este mundo…ser padre es mucho más que engendrar, a nadie le interesa si estás cansado, lo hubieras pensado antes, ahora te toca ser responsable del futuro.
No hago este análisis para criticar algo que uso, sino para alertar sobre la ausencia de los límites necesarios que evitarían una catástrofe social a no muy largo plazo. Límites que evitarían la falta de consciencia global, el separatismo, la incomunicación y la enajenación. Límite es la palabra clave, no es prescindir de los avances tecnológicos, ya no estamos en la era Neardenthal, este es nuestro tiempo y es maravilloso, eso incluye la tecnología, la clave está en tener conocimiento de los efectos adversos y evitarlos, teniendo consciencia de que fueron creadas para causar los mismos efectos de los narcóticos y son extremadamente adictivas.
Lo que debemos intentar con todas nuestras fuerzas es formar una nueva generación que se aleje un poco del control al que estamos actualmente sometidos, una generación que vuelva a leer libros físicos, que mediten, que vayan a la naturaleza sin necesidad de postearlo en las historias de Instagram, una generación que converse y que vuelva a enamorarse, una generación que baile y que se divierta sin la felicidad artificial que proporcionan las drogas, una generación que vuelva a tener fantasía y que tenga el cerebro limpio de toda la basura que hasta hoy hemos ya recorrido.
Debemos intentar, por sobre todas las cosas, no seguirnos alejando del concepto de -Ser humano- y enfocarnos más en la unión basada en el amor y la humanidad, procurando que nos vibre más el corazón que el celular.
Por: Claudia Yanes Castellanos.

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