Dejen de repartirse el cielo
- Claudia Yanes
- Oct 22, 2024
- 3 min read

Me causa risa constatar como la raza humana pretende decidir el destino de un alma al abandonar el cuerpo y la vida terrenal.
Llevan siglos recreando el infierno de Dante, imaginándose los círculos a los que pertenece cada quien y poniéndole matices rojos a los aposentos destinados a los infieles e inmorales.
El cielo a su vez, lleno de nubes y angelitos de carita rosada que tocan el arpa, aburridamente blanco y reservado para los puros y nobles seguidores de la fe.
No sé si reírme o dormir a causa de agotamiento cuando me pongo a analizar esta ridícula repartición. Y lamento mucho tener que darles una noticia: ¡al cielo vamos todos queridos míos! O, como dice el maestro Enric Corbera: “¿es que acaso este mundo en que vivimos no les parece ya el infierno?”
Les refresco la memoria con solo algunos sucesos aislados de la ultima década del
Siglo XXI y que personalmente me han marcado:
El 12 de junio de 2016 Masacre en Pulse, discoteca Gay en Orlando, Florida, 50 muertos
Agosto 2019 Incendios en bosques de Australia
Marzo 2020 Pandemia internacional Covid 19
Septiembre 2019 Incendios en la selva amazónica
Abril 2019 se incendia la catedral de Notre Dame
Vamos a decorar todo esto con las guerras e intervenciones militares en busca de poder y petróleo, el calentamiento global, la contaminación ambiental, los terremotos, tsunamis, huracanes, tornados, incendios.
Pongámosle además las cosas que elegimos hacer como: corridas de toro en españa y las temporadas de cacerías de venado por todo el mundo, las violaciones de derechos humanos, el racismo, la homofobia, el abuso infantil y la violencia doméstica. Las aberraciones de sistemas políticos que matan de hambre a generaciones y los abusos de poder. Solamente en Estados Unidos en la última década (2000-2020) ha habido más muertes por tiroteo que por ataques terroristas. Y ni hablar de los comunismos personalizados que asesinan generaciones de sueños y posibilidades, matando de hambre y de ganas a miles de personas sin opciones.
¿Les parece este planeta, al que ni siquiera protegemos, un paraíso? En menos de un siglo está estimado que la masa de plástico que se ha acumulado entre Hawái y California en el medio del Océano Pacífico y que tiene ya tamaño de isla, acabe con la vida marítima existente y con otros cientos más de especies animales. Ese plástico lo creamos los humanos y lo arrojamos al mar los humanos. ¿Qué tal? ¡Todo un paraíso!.
Responsabilizamos exclusivamente a los líderes de todos las situaciones desfavorables y los problemas a gran escala comienzan por un problema individual. A veces no se trata de, simplemente, no hacer el mal, también es responsable el que se sienta a observar inmóvil al borde del camino. La basura del océano no llegó por arte de magia a su depósito, fueron todos los pequeños envases de papel, goma de mascar o botellas de agua que cada uno de nosotros arrojó un día al suelo. Cada país y cada persona tiene lo que se merece, porque si no arreglas tu cuarto no tienes moral para exigir a tu presidente que arregle tu país. El cambio comienza por ti. Si cada persona arregla su micro mundo, juntos, habremos arreglado nuestro planeta.
Igualmente todos iremos al cielo, porque somos todos la misma raza y tenemos el mismo destino, pero al menos este planeta y esta vida de tránsito, dejará de ser tan aterradora.
Dejemos de juzgar el proceder ajeno, dejemos de hablar de los demás. Preocúpate por tener una vida feliz y en paz, cuida el planeta y la naturaleza, protege la flora y la fauna, busca la vida en amor y sé un buen ciudadano, trata de hacer cosas buenas para ti y para este mundo cada día y poco a poco habremos girado positivamente esta rueda de infortunio que es la actualidad.
Muy contrariamente a los conocimientos aprehendidos afirmo: la felicidad y lo que llamamos paraíso son estados mentales, así que trabaja tu mente, entrénala y ayúdala a desaprender lo que es ya teoría. Solo entonces comenzarás a cambiar. Si cambio yo, puedo entonces ayudar a cambiar a alguien más y así comienza una cadena de mejoramiento humano que podría, ojalá, salvar nuestra especie.
Yo acabo de hacer mi aporte.
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